Dichoso yo que piso el noble santuario, en que las palmas brillan bañadas por el Sol, que irradia sus destellos sobre el escapulario rojo y gualda que un día juré como español.
Sellando las murallas de torres de granito, de mi patrona santa la cuna puedo ver y es eco santo de ésta sin duda alguna el grito de trázame imperioso la ruta del deber.
Tres santos ideales cual faro de mi vida, alumbran mi camino con mágico fulgor.
El Rey, que nos alienta, la Patria bendecida y el más inmaculado e incontrastable honor.
(Recitado)
“¡Intendentes! Entre nosotros no hay sitio para el que olvida que incluso la propia vida por la Patria se ha de dar, y si alguno lo olvidare ¡Qué no ciña espada al cinto! ¡Ni vuelva el noble recinto de la Intendencia pisar!”
(Cantado)
Dichoso yo que joven con ilusiones riego las palmas que florecen bajo la luz del Sol. Dichoso yo si un día ante mi Patria llego a demostrar que supe ser soldado español.
A demostrar que supe ser soldado español, que supe ser soldado español. ¡Soldado español! ¡SOLDADO ESPAÑOL!